En el corazón de la Fraternidad tenemos a las personas mayores, ellas son nuestro tesoro más preciado.
Con ellas aprendemos a afrontar el reto de ver el ocaso de nuestros días y aprendemos a valorar la experiencia de una vida vivida íntegramente en el amor.
¡¡Gracias mayores, cuánto las necesitamos recodándonos la seguridad de que una vida entregada es una vida saboreada al cien por cien!!!